“La miel cruda es un alimento vivo con beneficios para la salud”
La miel cruda, la que no está sujeta a ningún tipo de procesamiento, contiene levaduras, enzimas y polen considerados altamente beneficiosos para la salud ya que conserva todas las vitaminas y nutrientes intactos. Es una forma altamente concentrada y pura de néctar extraída directamente del panal de miel.
Con más de 100 compuestos diferentes, contiene vitaminas y minerales, flavonoides y un alto contenido de antioxidantes. La miel ayuda a mantenerse sano y combatir las enfermedades, porque refuerza el sistema inmunológico y estimula la formación de anticuerpos y de glóbulos rojos.
Entre muchos otros beneficios, la miel en el fitness es una gran aliada para fortalecer el cuerpo tras el entrenamiento. ¿Sabes por qué? Son muchos expertos quienes la recomiendan para recuperar el buen estado de nuestros músculos y volver en vida, con las pilas cargadas al máximo.
La miel es un antiviral y antibacterial natural, debido a su alto contenido de peróxido de hidrógeno, su alta concentración de antioxidantes y su acidez, benefician la acción antibacteriana de los macrófagos, provocando destrucción de bacterias y virus en el organismo.
La miel ayuda a estabilizar la presión arterial y equilibrar los niveles de azúcar en la sangre. Ahora, además, un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Illinois, en Chicago, confirma que la miel es un alimento muy beneficioso para el corazón, al que protege reduciendo el colesterol.
La miel natural produce glucógeno en el hígado, (la reserva de la energía que necesita el cerebro para su funcionamiento). Tendremos reservas suficientes de glucógeno si consumimos miel natural en el desayuno, antes de acostarnos y a intervalos regulares durante todo el día estas reservas de glucógeno del hígado evitará la liberación de hormonas del estrés.
Las abejas añaden además al néctar de las flores una enzima llamada glucosa oxidasa. Cuando la miel es aplicada sobre una herida esta enzima produce a nivel local una liberación lenta de peróxido de hidrógeno, responsable de no dañar los tejidos adyacentes y finos y favorecer la cicatrización.